[Opinión] El grito indignado de una islandesa ahogada por las facturas médicas

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Èric Lluent / Reykjavík

Hace pocas semanas me rompí una costilla jugando a fútbol en Kópavogur. Después del encontronazo pensé que se trataría de un simple golpe y, al día siguiente, me fui a trabajar. Al cabo de dos días, me seguía doliendo y pensé que lo mejor sería ir a un médico. Muchas personas piensan que la sanidad pública islandesa es una de las mejores del mundo y que, además, es gratuita. El periodista John Carlin, autor de Crónicas de Islandia: el mejor país del mundo, continua manteniendo en sus textos y entrevistas que en Islandia no existe la sanidad privada. Y la gente aplaude y el mito se hace grande.

Al salir del trabajo, tras dos días de dolor pensé en irme a urgencias pero algo me tiraba atrás desde el día del partido de fútbol: la factura. ¿Y si es sólo un golpe y para que me digan que no es nada tengo que pagar 50 euros? Sí, eso es lo que cuesta ir a urgencias en Islandia. Más de 6.000 coronas, unos 50 euros. En el caso, claro, que no te hagan radiografías, análisis de sangre o pruebas menos comunes, que pueden hacerte pasar un mal mes, económicamente hablando. El médico me tocó un par de veces el torso, me dijo que no era necesario hacer una radiografía (alivio para mi tarjeta de débito) y me comentó que seguramente tenía una costilla rota pero que siguiera haciendo vida normal.

Extrañado por el hecho de que no me hicieran una radiografía para confirmar, me fui a otro doctor, esta vez el general, y pagué mis 10 euros estipulados por visita. Confirmado, costilla rota. Cuando fui al segundo médico, aproveché para recoger un análisis de sangre que me había hecho la semana anterior. 15 euros. En total, 75 euros, más las medicinas. Con un sueldo normal, sin hipoteca, ni coche, ni niños, hoy en día en Islandia, 75 euros no suponen un contratiempo irremediable, pero es evidente que la imagen que se tiene desde el exterior del sistema sanitario islandés es totalmente distorsionada. De gratis, nada.

Esta semana se ha viralizado un vídeo de una islandesa cuyo marido está enfermo de cáncer. La mujer habla a cámara indignada, enfadada, incrédula, mientras le tiembla la voz y se le saltan algunas lágrimas que reprime con éxito. Ástrós Rut Sigurðardóttir es la protagonista de un vídeo de poco más de cuatro minutos en el que el mito de la sanidad islandesa cae por los suelos. Después de una sesión con su marido, Sigurðardóttir muestra a cámara las facturas, con decenas de conceptos, que suman cientos de miles de coronas. “No estoy triste. Estoy enfadada. ¿Cómo puede ser esto legal? Están abusando de mi marido. Un hombre increíblemente enfermo, comido por el cáncer. Está siendo abusado. Se supone que esto debe ser gratuito”, reflexiona con contundencia la joven en el interior de su coche y ante la cámara de su teléfono móvil después de salir del hospital. []

Su denuncia ha recibido el apoyo de miles de ciudadanos que entienden que en pleno boom de la economía es inaceptable que se den estas situaciones. Cabe recordar que las dos industrias con más peso del país, el sector del turismo y el sector de la pesca, tienen imposiciones fiscales muy reducidas en comparación con las del islandés común o las de la mayoría de pequeñas y medianas empresas. La dureza del vídeo ha hecho reaccionar al ministro de Sanidad, Óttarr Proppé, que se ha mostrado preocupado por la situación y ha anunciado que, a partir del 1 de mayo, el máximo anual que tendrá que pagar un islandés en la sanidad pública será de 50.000 coronas, poco más de 400 euros. No obstante, los críticos apuntan que esta reducción del coste irá acompañada del establecimiento de una legislación favorable a la sanidad privada.

Islandia se debate entre el modelo nórdico y el modelo americano. La tendencia de los próximos cuatro años está en manos de un gobierno de centroderecha abiertamente liberal en lo económico, así que la balanza parece declinarse hacia el oeste del Atlántico a pesar del mensaje tranquilizador del ministro, supuesto defensor a ultranza de la sanidad pública y líder de un partido de centro nacido en el calor de las protestas posteriores al colapso de 2008. El grito de Sigurðardóttir no es más que la campanada de inicio de un nuevo asalto entre lo público y lo privado. Entre los que entienden que los impuestos están para que un enfermo de cáncer pueda recibir tratamiento sin que tenga que montar un crowdfunding para podérselo permitir (como sucede a diario en Estados Unidos) y los que ven en las penurias de los ciudadanos una oportunidad de negocio.

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9 Comentarios Agrega el tuyo

  1. BuenoVale dice:

    Estaís cansinos con lo de los mitos, eh? Que si, que nos hemos enterado.

    Y os veo sensacionalistas, no contais toda la historia, o os quedaís a medias.. bravo! que periodismo tan fugaz!

    En tu caso, pues te devolveran parte de lo gastado durante el anyo. Tampoco comentas las reducciónes por gasto farmaceutico, por hijos, etc. Si, no es gratuita, pero te recuerdo que solo somos 330.000….

    En el caso de esta chica.. lo triste es que su novio lleva mucho tiempo enfermo y el seguro publico paga gran parte de sus medicamentos..el problema son los paliativos y las radiografías
    Hay incluso ocasiones en las que por enfermedad grave te pagan la estancia y servicios en dinamarca o noruega.

    Lo de privatizar la sanidad.. esta por ver, es solo un rumor acrecentado por la poca inversión actual en sanidad (por cierto, reducida bastante por los partidos izquierdistas tambien).

    Montate un “tet-a-tet” con John Carlin o forocoches, sería divertido.

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    1. Èric Lluent dice:

      La sanidad privada ya existe en Islandia. ¿En qué momento del texto defiendo que sea gratuita? Pago impuestos encantado, para que un enfermo de cáncer no deba pagar cientos de miles de coronas. Como digo, 75 euros no me supone ningún gran problema, en ningún momento me he quejado, lo que apunto es que el hecho de tener que pagar le hace a uno pensarse dos veces si ir al médico o no, lo cual puede poner en riesgo la salud de los pacientes económicamente más vulnerables. Finalmente, sobre el sensacionalismo. Un artículo de opinión tiene un objetivo. En este caso desmontar el mito de que la sanidad islandesa es gratuita. No es un análisis del sistema sanitario en su totalidad. No hay que confundir el periodismo crítico con sensacionalismo. El objetivo de esta pieza no es alarmar ni aprovechar las lágrimas de nadie. Es explicar el lado oscuro (y desconocido) del sistema sanitario islandés. El periodismo está para denunciar injusticias y romper silencios, lo que intento hacer en esta columna de opinión. Saludos y le invito a comentar con su nombre real, que aquí en la isla todos nos conocemos! 😉

      Èric Lluent

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  2. BuenoVale dice:

    No te lo tomes como un ataque personal, mal vamos si los perdistas no aceptaís críticas. Y en tus columnas hablas de que eres un periodista genial y perfecto 🙂

    El periodismo crítico, como dices, deber ser contrastado y hablar de todas las partes en juego de una noticia. Esta opinión es banal y sujeta a muchas interpretaciones.

    Y repito, sois cansinos con lo de los mitos. Vaís al click facil y a la noticia facilona. Cada cual que opine lo que quiera, pero en la mayoría de las noticias comentaís lo mismo. Si hay incautos que piensan que hay mitos aqui por cuatro opiniones de foros y “fake news”… creo que no vaís a tener tiempo.

    Y yo te invito a que vuestra líne editorial sea mas variada…

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  3. Èric Lluent dice:

    ¿De dónde deduces que no acepto críticas? Llevo muchos años leyendo críticas. Está claro que, por tu tono, tienes un claro prejuicio hacia mi trabajo. No recuerdo haber escrito que soy un periodista “genial y perfecto”. Aquí el prejuicio es evidente.

    Nos/me estás acusando de sensacionalista cuando El Faro de Reykjavík es exactamente lo contrario a un medio sensacionalista. El clic fácil se busca con otro tipo de noticias y titulares y con la voluntad de hacer dinero. No es el caso.

    Una columna de opinión no es una noticia. Esta es una opinión sencilla, basada en desmontar la idea extendida de que la sanidad islandesa es gratuita. Que cuatro hispanohablantes conozcamos la realidad de aquí no significa que los lectores internacionales tengan que conocerla. No son “incautos”, simplemente están mal informados, y a eso hemos venido. A informar. Te repito, este artículo no es un análisis del sistema sanitario islandés. El único objetivo es subrayar que es un sistema de pago y destacar que, en ocasiones, hay pacientes que deben hacer frente a sumas de dinero escandalosas, como el caso de la chica. Si realmente te interesara que se explique mejor el tema, propondrías algún tema, o escribirías un artículo de opinión, para hacer de este medio una plataforma más plural. De hecho, muchas personas que han considerado que sería interesante explicar algo más de lo que escribo, lo han propuesto y se ha publicado. Eso es una buena crítica. Una crítica constructiva. Que pretende sumar y no restar.

    De todas formas, te invito a escribir un artículo de opinión rebatiendo la columna que he publicado. Eso sí, no publicamos anónimos.

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  4. BuenoVale dice:

    Saludos,

    No entiendo por que me llamas troll en otros medios, solo os importan opiniones que os gusten o facebook likes? Así me queda bastante claro que no aceptaís la crítica..

    No soy un troll, no os he faltado el respeto. Mi opinion es que tu opinion busca el click facil y es sensacionalista… hay algo malo de eso?

    Respecto a comentar como anónimo… es una decisión personal no opinar en ningún sitio con mi nombre, simplemente por que valoro la privacidad en medios públicos como tu blog, o facebook, etc.

    Prejuicio? De nuevo lo mismo, no aceptas mi crítica. Escribes bien pero en muchas cosas no estoy de acuerdo contigo.

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    1. Èric Lluent dice:

      Haces una crítica que no tiene fundamento desde el momento en que este medio es un digital abierto a opiniones de todo tipo y totalmente apartado de la corriente del click fácil y el sensacionalismo. La crítica sobre la visión que yo pueda ofrecer en este artículo concreto sobre el sistema sanitario islandés es bienvenida e insisto en que si realmente quieres aportar tu opinión y publicarla en El Faro, nos parece genial. En lugar de aportar, prefieres criticarme partiendo de la falsedad de que voy diciendo que soy un “periodista genial y perfecto” desde el anonimato en una comunidad en que todos nos conocemos. Me molesta que seguramente nos conocemos personalmente y aproveches el anonimato para restar en lugar de sumar. Como ya he comentado muchas veces, intentamos hacer periodismo incómodo y de calidad. Destapar injusticias y dar voz a aquellos que las sufren. De ahí, que siendo un medio en castellano sobre sociedad, economía y política islandesa (se tiene que estar muy loco para montar un medio así pensando en los clicks y la viralidad) la prensa islandesa haya reproducido noticias originales de El Faro de Reykjavík. Puedes pensar lo que quieras, pero te equivocas mucho tanto en la imagen que tienes de mí (estás convencido de que no acepto críticas y de que voy de estrellita por la vida) como del periodismo que intentamos hacer.

      Por cierto, ahora estaba repasando el primer comentario. Hiciste una crítica y te respondí con todo respeto y atención. Entonces llegaste a la conclusión de que no aceptaba críticas (¿?) y que me lo tomaba como un ataque personal y, claro, todo cuadraba con tu idea de que voy publicando que soy un periodista genial y perfecto. Esto es hacer el troll. Discutir por discutir, más cuando en mi primera respuesta te ofrecía argumentos para clarificar el objetivo de mi columna de opinión y para rebatir algunas ideas que exponías, como que la sanidad privada en Islandia aún no existe. Te invito a dejar tus prejuicios de lado y ver este proyecto periodístico como una oportunidad para aportar y no sólo para criticar desde la comodidad del anonimato.

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  5. BuenoVale dice:

    No, no tengo el placer de conocerle.
    Y no, no todos nos conocemos.

    Creo que el troll eres tú. Dices que te tengo prejuicios una y otra vez y sigues llamandone troll. Y necesitas demasiadas líneas para decir li mismo una y otra vez.

    Sigues sin aceptar crítica y centrandote en el plano personal, cuando no tengo nada en contra tuya, si no de tus opiniones y tu obcecación en los “mitos”.

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    1. ¿Qué es no aceptar una crítica? Las críticas se emiten y, en caso de no estar de acuerdo, se rebaten. ¿Rebatir una crítica es no aceptar una crítica? Creo que es evidente que en El Faro de Reykjavík aceptamos las críticas, como no podría ser de otra manera, y esta conversación me parece un claro ejemplo. Lo de los mitos sobre Islandia, sí, es mi especialización. Es como si a un dentista se lo acusara de especializarse sólo en una parte del cuerpo. Los periodistas nos especializamos. Mi especialización es la crítica social, el análisis político y económico, la denuncia de las injusticias que se dan en el sistema, con la finalidad de dar voz a los sectores más vulnerables de la población. La mayoría de mi trabajo gira en torno a temáticas de este tipo, ya sea en Islandia, en Barcelona o en cualquier otro territorio. Entiendo que le pueda cansar este tipo de periodismo y que prefiera otros contenidos. Pero, por mi parte, es lo que hay. Hay autores en El Faro que hacen cosas muy distintas y me encantaría sumar más voces aún, pero… piano, piano.

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  6. Eduardo Valenzuela dice:

    Señores, es muy simple, si en el encabezado de la noticia dice [Opinión], es claro que va a tener puntos de vista de el autor, que pueden o no tratar el evento en cuestión en su totalidad. Esto no es un click fácil ni están siendo sensacionalistas, está abordando un tema que es de nuestro interés, y que además da material para que lo puedas investigar en otras fuentes. Si, tal vez no tenga mil referencias o se vaya al análisis profundo de la situación, pero cada lector verá como interpreta esta información, y no por eso la hace menos.

    Enhorabuena Faro, gracias por tomarse el tiempo de escribir estas columnas :]

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